Robin Williams, el talentoso actor y comediante estadounidense murió el 11 de agosto de 2014 a consecuencia de asfixia por ahorcamiento, completando con éxito un final intento suicida. En una de sus actuaciones estelares en la película “La sociedad de los poetas muertos”, Williams hace el papel de un profesor idealista que va a enseñar a estudiantes, una de sus películas más gustadas por el público, Williams llega a ser un doctor que utiliza intervenciones médicas no convencionales para recordarle a sus colegas las virtudes del juramento hipocrático y para ayudar a sus pacientes a encontrar fe y esperanza cuando la muerte acecha. Pero la vida tiene sus indescifrables designios y el propio Williams, en su papel de la vida real, como paciente atrapado por una enfermedad debilitante, asociada a un estrés y ansiedad constantes lo llevó a un desenlace en donde finalmente no pudo como vencer la depresión.
Como dijera Peza en dicho poema: “…Cuantos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio…”
Robin Williams murió después de luchar por largos años contra una enfermedad depresiva severa, drogadicción y el abuso de alcohol, dichos trastornos llevados sin buscar una ayuda psicológica adecuada durante prolongados períodos de tiempo. Esta nefasta combinación, a través de los años menguó gradualmente su fuerza emocional y contribuyó al deterioro de su salud física. Rico, inteligente, famoso y extremadamente talentoso, Williams parecía tenerlo todo. La pregunta inevitable es: Como es posible que Robin Williams con todo lo que poseía, tangible e intangible, escogiera descender a los lugares más recónditos de la mente para buscar solución a sus problemas y al final tomara la decisión de suicidarse? Robin Williams era único como actor y comediante pero como ser humano era como el resto de nosotros, vulnerable y frágil ante la enfermedad mental. El llena casi perfectamente el perfil de alguien con alto riesgo de suicidio. Hombre de raza blanca, pasado de la mediana edad, casi al final de una exitosa carrera, con problemas de salud (Parkinson, 2014 y S/P Cirugía de la válvula aortica, 2009), con depresión crónica severa, con historia de abuso de drogas y alcohol, recién egresado de un programa de rehabilitación, y atravesando por un periodo profesional difícil. El suicidio de Williams ha iluminado de cierta forma los escondrijos y los recovecos más profundos y obscuros de la mente afligida por la depresión y carcomida por las drogas y el alcohol. Con respecto al suicidio, en los EEUU en el 2011, 39,518 personas se quitaron la vida. El 60% de los que se suicidan sufren de depresión. Suicidio es la cuarta (4ta) causa de muerte en los EEUU. El 90 % de la gente que se suicida lleva asociado un diagnóstico de enfermedad psiquiátrica.